Es necesario hablar de un tema de suma importancia y con altos costos tanto políticos como económicos: la corrupción. La corrupción está presente tanto en los países desarrollados como en los países en desarrollo. En términos generales, la corrupción es definida como la utilización o abuso de un cargo público en beneficio propio. En países con democracias relativamente jóvenes, es normal encontrar un alto grado de corrupción, sin embargo, como José Merino, Jessica Zarkin y Alexis Cherem muestran en su columna titulada “Se pronuncia ‘corrupción’, se escribe ‘instituciones’” que México es ligeramente más corrupto de lo esperado respecto a su joven edad democrática. Pueden existir actos de corrupción que son llevados a cabo “dentro de las reglas” y hay otros que se cometen meramente de forma ilícita. El primer caso ilustra la situación en la que un agente particular le otorga un beneficio al funcionario público para desempeñar una labor que es “su trabajo”, es decir, algo que debe hacer o que para ello se le contrató (i.e. dar una mordida para que un trámite proceda). En un segundo caso, el funcionario recibe un beneficio de un agente privado por proporcionar servicios que no tiene permitido ofrecer. Aclarados esos puntos, vale la pena preguntarse ¿por qué hay que darle importancia al tema de corrupción?
La corrupción, además de entorpecer la toma de decisiones públicas, representa un alto costo para las economías; de igual forma, incide negativamente en problemas sociales como la desigualdad y pobreza. Según la Agencia de Cooperación Alemana, entre más se extienda la corrupción en un país, sus indicadores macroeconómicos suelen ser peores, y en específico, tiene un impacto negativo sobre los ingresos de sus ciudadanos. Un estudio del Semáforo Económico 2014 del Observatorio Económico México ¿Cómo vamos? indicó que la corrupción se come el 2% del PIB, lo cual resulta de gran importancia en una economía que no ha crecido en los últimos años, como es el caso de la mexicana. La corrupción afecta negativamente al crecimiento económico y la inversión privada, pues no existe certidumbre sobre cómo van a ser utilizados los recursos tanto públicos como privados. Asimismo, hay un impacto en la eficiencia económica del gobierno, ya que los sobornos en términos monetarios y las barreras institucionales generan costos en términos de gasto público. Es decir, debemos destinar una mayor cantidad de recursos de los contribuyentes a políticas que es posible que no estén diseñadas o no sean implementadas de la forma en que deberían para resolver el problema que motivó su creación. Aunque la corrupción pueda generarse tanto en el ámbito público como en el privado, es necesario recuperar el sentido ético en el manejo de recursos públicos y en el ethos del servidor público. No sólo estamos rezagados en transparencia y rendición de cuentas, también lo estamos en términos de desigualdad social y crecimiento económico. Un gobierno corrupto no genera la confianza en que se pueda transitar hacia otro escenario. Autora: Nadia Alexandra Yáñez Macías Información tomada de: https://www.dineroenimagen.com/blogs/economia-real/puede-ser-la-corrupcion-un-problema-economico/52495
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