La corrupción es un gran obstáculo para el desarrollo, ésta nos quita la confianza que le tenemos a los gobiernos, hace que el ámbito económico se desestabilice y amenaza a cualquier tipo de inversión, estos factores son los que afectan el crecimiento económico y limitan el poder ejercer nuestros derechos básicos como ciudadanos y ciudadanas del país. Existe evidencia que nos enseña que las desigualdades de género hacen que un buen gobernar sea más distante y tiene repercusiones en el crecimiento sostenible y la lucha contra la pobreza. La igualdad de género no es sólo una obligación moral fundamental para nosotros y los que nos rodean, también existen repercusiones en el aspecto económico.
La corrupción interfiere con el camino de la igualdad de género.
No nos afecta a todos por igual, pero sí, muchas formas de corrupción afectan a las mujeres y hombres, la corrupción afecta desigualmente a las poblaciones vulnerables y afecta con más fuerza a los pobres, en especial a las mujeres, ya que según estimaciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) son el 70% de los pobres del mundo. Gracias su “papel tradicional” como “cuidadora”, las mujeres están más en contacto con actos de corrupción en su día a día y de igual manera la probabilidad de que denuncien este tipo de abusos es menor, gracias a que a veces son menos conscientes de sus derechos, lo que las hace más propensas a que cedan ante el acto corrupto, sólo por falta de información. También, hay formas específicas de corrupción que afectan especialmente a las mujeres, ésta es la extorsión sexual, donde los “favores” sexuales se usan como "dinero" para pagar las actividades corruptas o hacer trámites de gobierno.
Pero no se preocupen, las mujeres no son sólo la víctimas, sino que son también parte fundamental de la solución. La creencia de que las mujeres tienden a ser menos corruptas que los hombres es bastante popular, hasta entre expertos en el desarrollo. Esta creencia se basa en dos tipos de investigaciones relacionadas entre sí. El primer tipo de investigación es el de los estudios experimentales y las encuestas. Éstos nos permiten ver diferencias en el comportamiento por género y cómo estos se reflejan en acciones en contra de los actos de corrupción. En el año 2009 Croson and Gneezy llegaron a la conclusión de que en comparación con los hombres, las mujeres tienen más antipatía al riesgo, son mucho más sensibles a indicadores sociales, también son menos competitivas y más altruistas. En general, estas características nos dicen que las mujeres son menos propensas a participar en actos relacionados con la corrupción. Regresando al papel de las mujeres en el combate a la corrupción, el libro Are men and women equally corrupt? de Frédéric Boehm habla sobre las diferencias en comportamiento con base en tres ejes principales: diferencias de género en actitudes frente a la corrupción, diferencias de género en la aceptación de sobornos y diferencias de género en la oferta de sobornos.
Además de los experimentos de comportamiento hay encuestas que nos dicen que las mujeres son más propensas a pensar que los actos de corrupción son indeseables y en general, a ser menos tolerantes ante la corrupción. En países donde la corrupción está más marcada las mujeres están en desacuerdo con la corrupción más seguido que los hombres y son menos propensas a participar en estas actividades. El otro tipo de investigación que nos dice que las mujeres tienden a ser menos corruptas que los hombres, es una aproximación muy grande. Ésta no analiza específicamente cómo se comportan las mujeres, muestran resultados de la ocupación de los puestos públicos de las mismas. Existen varios estudios realizados a principios de los 2000 que nos muestran que hay relación entre altos niveles de corrupción cuando hay poca participación de mujeres en el gobierno. Por lo que el Banco Mundial da recomendaciones en el 2001 que afirman que la participación de las mujeres en el gobierno reduciría la corrupción. Para que exista la equidad de género en un gobierno son necesarias ciertas condiciones, y éstas son las que fomentan un ambiente sin corrupción. Los países que tienen mejores constituciones, más respeto a los derechos humanos, un mejor estado de derecho, más y mejor acceso a una educación de calidad, por nombrar algunos factores, son los que tienen más mujeres en el gobierno y menos corrupción. Por lo tanto, aunque sí hay una correlación entre equidad de género en el gobierno y menos niveles de corrupción no es prudente tomar esto como una casualidad. Informacion tomada de: https://anticorrupcion.nexos.com.mx/?p=1552
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